En el corazón cultural de Paraguay, las aves son más que simples criaturas del aire. Sus vuelos, cantos y comportamientos han inspirado un sinfín de creaciones, siendo parte del legado artístico del país.
Con los ojos bien abiertos y los oídos afinados, es posible descubrir emociones profundas que conectan al alma humana con la belleza de la naturaleza.

Sumérgete en esta galería y descubre la asombrosa vida voladora que habita pastizales, bosques, cuerpos de agua o, simplemente, los cielos del vecindario llamado Cono Sur.

Aves de Pastizal

El pastizal, con su manto de plantas herbáceas, es un mar de vida que respira al ritmo del viento, su superficie apenas interrumpida por la tímida presencia de algunos árboles o arbustos. Cuando el paisaje se abre, aún más, se transforma en sabana, un espacio donde las aves habitan permanentemente entre la luz y la sombra, danzando al compás de una naturaleza que nunca se detiene.

Asio clamator

Lechuzón orejudo
Asio clamator

De prominentes penachos como si fueran orejas y plumaje rayado, este búho pálido de ojos miel caza bajo la luna desde perchas elevadas. Su profundo canto resuena en las sabanas y en áreas abiertas con pocos árboles como un alarido antiguo, evocando misterio y sabiduría en el arte popular.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Lechucita vizcachera
Athene cunicularia

Con sus grandes ojos dorados, esta lechucita es un pequeño guardián de las praderas. Una mezcla de marrones y blancos en su plumaje la camufla a la perfección, entre la hierba seca y la tierra, mientras caza insectos y roedores con agilidad. Hábil arquitecta, excava túneles para anidar, creando extensas colonias subterráneas.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Garcita bueyera
Bubulcus ibis

Ha cruzado océanos y montañas desde las lejanas tierras africanas para establecer su hogar en los rincones más remotos del planeta. Blanca como una nube que se tiñe de ocre sólo en la época nupcial, grácil como el viento, esta viajera surca los campos paraguayos en busca de sustento. Es símbolo de la vida rural, un testigo silencioso de la transformación de los paisajes.

Fotografía
por José Paredes

Asio clamator

Chopí
Gnorimopsar chopi

El negro de su plumaje, salpicado de brillos metálicos, contrasta con su comportamiento sociable. De su pico peculiar se eleva un fuerte “choo-peeh” que caracteriza su llamado, a menudo incluido en el canto, rico en silbidos y trinos, con el cual a veces imita a otras aves.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Ñandú
Rhea americana

Este gigante de las pampas sudamericanas se erige como un vestigio de dinosaurios ancestrales. Majestuosa ave no voladora, la más grande del continente, se camufla en los pastizales. En el Chaco, los pueblos nativos utilizan sus plumas de color tierra como un manto de invisibilidad, acercándose a sus presas con la sigilosa elegancia de un puma.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Aves de Bosque

En los bosques tropicales y subtropicales se despliega una paleta de colores vibrantes que son huellas de seducción y señales territoriales. Una gran variedad de picos, adaptados a dietas que van desde frutas y semillas hasta insectos, revelan la especialización de sus habitantes alados cuyas vocalizaciones complejas resuenan por entre la densidad del follaje. Este coro de llamados retumba entre las cavidades de árboles y se eleva por todo lo alto de los bosques.

Asio clamator

Loro hablador
Amazona aestiva

Un plumaje cual festín de verdes, una cara dorada, banda frontal azul y una mancha alar roja realzan su esplendor. Desde tiempos ancestrales, este emblemático loro ha compartido su hogar con los humanos; es un compañero apreciado y deseado por su inteligencia y capacidad de imitar sonidos.

Fotografía
por José Paredes

Asio clamator

Guacamayo Verde y Rojo
Ara chloropterus

Este loro carismático y cautivador adorna los cielos de Panamá, Bolivia, Colombia, Venezuela, Brasil y Paraguay. Su plumaje combina un rojo brillante con verdes en las alas y azul en la cola. Habita bosques húmedos y sabanas, anidando en árboles y acantilados. Su llamado de vuelo, un “raah” estridente, se mezcla con sonidos más suaves y variados cuando está posado.

Fotografía
por Luis Recalde

Asio clamator

Bailarín azul
Chiroxiphia caudata

También conocido como Manakin de cola de golondrina, es una de las joyas más reconocibles de la región por su plumaje azul profundo y una llamativa corona roja que contrasta con el plumaje verde de las hembras. Sus espectaculares danzas de cortejo, ruidosas y deslumbrantes, embellecen el Bosque Atlántico entre Brasil, Paraguay y Argentina y han fascinado a cuantos las observan y estudian como si se tratara de un encantamiento.

Fotografía
por Luis Recalde

Asio clamator

Yasiyateré
Dromococcyx phasianellus

Este enigmático cuco es un maestro del sigilo. Su plumaje marrón oscuro se desliza en tonos más claros en su vientre; tiene una cola larga y graduada y una cresta discreta. Así se cuela en nidos de otras aves donde deja sus huevos y revela poco de su vida secreta. Su canto, que parece susurrar su propio nombre, ha tejido historias en mitos paraguayos donde el Yasiyateré entona un hechizo perfecto para calmar a los pequeños durante la siesta.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Nyctibius griseus
Urutaú común

Es un vigilante nocturno que se oculta durante el día, entre troncos secos y ramas expuestas, con un plumaje que lo camufla a la perfección. Al caer la noche se convierte en un ágil cazador capturando insectos en vuelo y su canto melancólico, a menudo ligado a leyendas paraguayas, resuena como un lamento profundo en la oscuridad. Con su único huevo en un rincón improvisado y su enorme boca especializada, esta misteriosa ave evoca fascinación y temor.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Pájaro campana
Procnias nudicollis

Una joya alada casi extinta que embruja con su inconfundible canto de campana. El macho, un espectro blanco que entona desde lo alto del dosel, contrasta con la hembra de tonos oliva y amarillo apagado, marcada por estrías y de garganta negruzca. Especie emblemática del Paraguay, presente en reservas como Mbaracayú e Itaipú y hasta en la polka Pájaro campana de Félix Pérez Cardozo.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Aves del Agua

Mares, ríos y humedales son hogar y sustento para aquellas vidas emplumadas que están entrelazadas, simultáneamente, a ecosistemas acuáticos y terrestres. Equipadas con membranas entre sus dedos, picos especializados y plumajes impermeables, estas aves guardianas se deslizan con gracia sobre cuerpos de agua, y están adaptadas perfectamente para refugiarse, alimentarse y cuidar de sus crías en mundos acuosos.

Asio clamator

Chajá
Chauna torquata

Centinela de los esteros y pantanos del Cono Sur, es un gigante entre las aves neotropicales, con su imponente tamaño y cabeza pequeña, contrastando con un plumaje gris que lo camufla a la perfección. Sus alas, armadas con espolones óseos, y sus huesos livianos, lo vinculan con antiguos dinosaurios emplumados. En las leyendas guaraníes, se le considera un guardián de las vastas llanuras, su grito de trompeta resuena a lo lejos, anunciando cualquier novedad.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Karãu
Aramus guarauna

Un enigma de las marismas. Se desplaza como una sombra en los pantanos con su plumaje marrón, sus manchas blancas y su canto lastimero que parece resonar con el dolor de una vieja maldición. En el folclore paraguayo, su voz es la de un alma en pena, un hijo que nunca acudió a su madre moribunda por estar de fiesta y ahora vaga llorando su luto eterno.

Fotografía
por Andrea Parra

Asio clamator

Martín pescador grande
Megaceryle torquata

Con su cresta altiva y presencia imponente es un ágil pescador. Este solitario vigilante de ríos y lagos aguarda en lo alto de los árboles el momento perfecto para zambullirse y capturar su presa. Defiende sus territorios con vigorosos llamados, donde la disponibilidad de sitios de anidación adecuados es crucial. Muchos de sus secretos aún yacen ocultos; cómo vive y se adapta a un mundo en constante transformación sigue siendo un enigma fascinante.

Fotografía
por Tatiana Galluppi

Asio clamator

Mbigua
Nannopterum brasilianum

Una de las aves más versátiles y ampliamente distribuidas de su familia, este cormorán habita desde el nivel del mar hasta lagos andinos a 5.000 metros de altura, demostrando una notable adaptabilidad. Se posa en ramas y cables, y sus zambullidas verticales le permiten capturar peces difíciles de alcanzar. Después de cada inmersión se le ve secando al sol sus permeables plumas.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Caracolero
Rostrhamus sociabilis

Este elegante predador de tamaño mediano y naturaleza gregaria es semi nómada y se desplaza con agilidad por pantanos y lagos de agua dulce, donde caza caracoles manzana con su pico en forma de hoz. Anida en colonias dispersas o en solitario y su vida social incluye inusuales rituales de apareamiento y comunales dormideros, donde frecuentemente se une a Anhingas y aves zancudas en un intrincado ballet de ecosistemas.

Fotografía
por José Paredes

Asio clamator

Tero Tero
Vanellus chilensis

Centinela de los pastizales y praderas se distingue con su cresta altiva y un brillo broncíneo que adorna sus plumas grises. Con una banda negra que cruza su pecho y espolones en sus alas, esta elegante ave se alimenta de insectos, peces pequeños y delicados invertebrados. Una melodía popular paraguaya evoca el eco de su llamado.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Aves Generalistas

Los ritmos cambiantes de la naturaleza y la humanidad, los diversos escenarios que pastizales, sabanas, bosques frondosos, zonas abiertas y urbanas disponen para el despliegue de la vida, hacen que estas aves generalistas se adapten con gracia y prosperen en tan distintos paisajes con sus dietas y hábitos flexibles. Estas criaturas son las viajeras incansables del cielo, verdaderas habitantes del mundo.

Asio clamator

Carancho
Caracara plancus

Desde lo alto del paisaje observa con majestuosidad y, en vuelo, sus poderosos aleteos lo llevan sobre campos abiertos y desiertos, guiado por su dieta oportunista. Este halcón fusiona la nobleza del águila con los hábitos del buitre y se distingue por su plumaje enérgico en blanco y negro, y su rostro vibrante de tonos amarillo-naranja. Se dice que su nombre proviene del guaraní traro-traro, derivado de la inusual vocalización que el ave emite cuando está agitada.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Picaflor Verde
Chlorostilbon lucidus

Con un esplendoroso verde vibrante y un pico anaranjado oscuro, este colibrí, joya del sur-sur, se distingue por el azul iridiscente de la cola en los machos y una máscara de ceja blanca en las hembras. En su plumaje resplandece un toque de azul y blanco. Como ave insignia de las leyendas guaraníes, fue el ayudante de Ñanderu Guazú en la creación del universo y del ser humano.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Hornero
Furnarius rufus

Habitante de matorrales y pastizales, de plumaje castaño rojizo y pecho leonado, se alimenta de insectos como escarabajos, grillos, hormigas y termitas, buscando en el suelo. Este gran bioconstructor crea majestuosos nidos de barro y paja en forma de domo o tatakua, que no acostumbran a reutilizar en su siguiente época nupcial, dejándolos disponibles como refugio para otras aves y animales.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Piririta
Guira guira

Social y comunal, varias hembras ponen hasta veinte huevos en un solo nido, pero solo una cuarta parte sobrevive debido a la dura competencia. Su singular aspecto le ha valido el apodo guaraní akã pilincho alusivo a su cresta erguida y desordenada y ha sido inspiración de la canción “Hã pilincho”, del poeta Teodor S. Mongelos, quien en su exilio evocó recuerdos felices de su tierra natal, Ypacaraí.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Tordo guyra hü
Molothrus bonariensis

Adaptable y oportunista frecuenta campos abiertos y se posa en el lomo del ganado mientras busca su alimento, preferiblemente insectos. Como parásito, sus huevos exhiben una variada paleta de colores y se especializa en tordos de humedales y nidos en cavidades, adaptando su reproducción entre monogamia y poligamia según los hospedadores disponibles. En el folclore paraguayo destaca por su canto melodioso.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Cotorrita o Periquito monje
Myiopsitta monachus

A diferencia de otros, este loro no anida en cavidades, en cambio, construye notables estructuras de ramas que pueden albergar múltiples nidos. Este talento para crear y mantener complejos nidos le permite adaptarse con gracia a diversos paisajes, incluso en climas fríos. Es un símbolo de alegría y vida comunitaria, inmortalizado en la música y el arte de Paraguay.

Fotografía
por Carlos Ortega

Asio clamator

Cardenal crestirojo
Paroaria coronata

Con su cabeza encendida en rojo y su cresta prominente adorna los cielos de algunos rincones sudamericanos. Este elegante comensal explora el suelo y sus alrededores en busca de semillas y pequeños insectos, usa matorrales secos subtropicales o tropicales y bosques maduros altamente degradados como su hogar. Es el ave nacional de Uruguay y se deja ver con facilidad en las zonas urbanas de Asunción.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Pitogüé
Pitangus sulphuratus

En los márgenes de ríos y lagos, en las sabanas arbustivas y en las ciudades, este tiránido se despliega con su vibrante vientre amarillo y su corona a rayas en blanco y negro. Defiende con ferocidad su nido contra depredadores y parásitos y, en época reproductiva, una rara cresta amarilla le añade un toque de singularidad. Su canto, resonante y onomatopéyico, es interpretado culturalmente como un augurio de embarazo en Paraguay.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Asio clamator

Chogüy
Thraupis sayaca

Adaptable y resiliente, de plumaje gris azulado y alas celestes, esta tangara coloniza pequeños fragmentos de bosque donde otros frugívoros no logran sobrevivir. En parejas o en pequeños grupos, forrajean en las copas de los árboles, buscando frutas y cazando insectos en pleno vuelo. Su presencia está inmortalizada en la polka paraguaya “Pájaro Chogüy,” obra del indio pitaguá Guillermo Breer.

Fotografía
por Dominic Oviedo

Con apoyo de:

Mateo Acosta. Coordinador General
Jorjany Botero-Orrego. Parque Explora, Medellín, Colombia
Guyra Paraguay. Asesoría técnica
Olga Alcaraz. Asesoría técnica, clasificación, identificación de especies.
Dominic Oviedo. Mymbá Saite py
Julio Oviedo. Mymbá Saite py